martes, 20 de diciembre de 2011



* No necesito fortuna, fama ni poder, para sentir la alegría de compartir una tarde con amigos, de reirme bajo el sol, de sentarme en el pasto, de leer un libro, de sentir el calor en mi piel. Esas son las cosas que me hacen vibrar, cosas que no se compran, simplemente se sienten y se viven. Esas pequeñas cosas que valen más que todo lo demás. 

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